La obra de Tundama Ortiz, el escritor colombiano que se suicidó en Moscú en 1984, había permanecido en el anonimato, al igual que la existencia de su autor. Tundama escribió en ruso y en español. Mediante un estilo sencillo fue quizá el primer escritor en reflexionar sobre el ámbito de la microficción a partir de la creación de un bellísimo personaje llamado Minicuento. Con una lucidez vanguardista y un estilo sencillo, su obra explora diversas formas de la brevedad narrativa. Tundama Ortiz no sólo consigue crear un universo autónomo sino que pone de manifiesto la arbitrariedad de las clasificaciones genéricas en el mundo de la literatura.
En este libro se publica por primera vez una selección de textos que constituye un hallazgo importante para la historia de la literatura latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX.
Cuando Tundama Ortiz en una de sus cartas afirma que «[…] un minicuento es aquello que yo llamo minicuento» me llevó a buscar una idea sobre el arte que creía haber leído en Duchamp. No encontré la verificación, pero topé con esto: «Las palabras no tienen absolutamente ninguna posibilidad de expresar nada». Ello me arrojó una clave de su tensión: estaba en lucha con lo innombrable.
Enfrentar un misterio no será el menor de los goces y de las incitaciones que depara al lector este libro singular donde la elegancia literaria no hace ostentación de las fuentes y familiaridades. Su vocación transgresora va a aligerar una risa maltratada por los énfasis y torcida por las repeticiones.
Roberto Burgos Cantor
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